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EL AGUIJÓN
La sociedad venezolana se encuentra inmersa en choque permanente por las decisiones que se vienen generando en lo político y lo gubernamental, alterando la sana convivencia social. Hay actores que parecen tener como trabajo propagar la enemistad, odio, exclusión y la desidia entre las personas. Dedicados a ese propósito se hacen profesionales cizañeros. Buscan los atajos porque las cosas por el lado bueno les son innecesarias. Llaman estúpidos a quienes respetan la norma. Esos sentimientos negativos son el reflejo de una sociedad dividida y alienada, donde la empatía y el respeto parecen haberse desvanecido.
La desidia gubernamental ha venido carcomiendo los valores de la sociedad y la familia, imponiendo la indiferencia como norma de vida, en detrimento del interés y solidaridad con los demás, alentando la complicidad con lo injusto y el sufrimiento, reflejados en la desigualdad y la pobreza. Las personas pasan a ser simples espectadores de una sociedad que se desmorona y se sumerge en un profundo abismo, que algunos empujan con desespero para que permanezca por siempre el veneno del odio y la enemistad. Lo sustentan en las diferencias y la culpa del otro, evitando asumir sus propias responsabilidades. Hacen de cualquier acontecimiento un tormento, porque les embarga el resentimiento, y necesitan de la violencia y el conflicto permanente. Tratan de evitar a toda marcha los puntos de encuentro, porque con ello resurge la equidad como valor para la construcción de vínculos fuertes y saludables entre las personas, comunidades y familias. Promueven además la exclusión, porque les genera dividendos en el marco del conflicto social, al negarle derechos básicos a las personas. La tozudez los anima a marginalizar. La condición humana se pierde en la distancia, al igual que el respeto y la dignidad.
Romper con esos antivalores obliga a reflexionar a la sociedad en su conjunto sobre la importancia de educar a las nuevas generaciones para generar conciencia ciudadana y tolerancia en la diferencia. La construcción de puentes para asumir la comprensión de la realidad presente se alcanza con el reconocimiento de la condición de ciudadanos comprometidos con el todo. Nadar solo como parte genera autoexclusión. Las autoridades y lideres políticos son responsables de generar políticas públicas que viabilicen la solución del conflicto. Para ello se requiere del desprendimiento y depuración de los actores que actúan bajo el manto de la mezquindad.
Los venezolanos merecen vivir con tranquilidad. La desidia, odio, enemistad y exclusión deben ser desechados de la vida cotidiana. Hay que centrar los esfuerzos en crear alternativas que garanticen la paz y la sana convivencia ciudadana. La responsabilidad de construir una sociedad de equidad y solidaridad conlleva a sumir los cambios de forma proactiva. Permitir a los disociadores sociales que se sigan saliendo con su propósito de dividir a las personas, entre ellos y nosotros, es fatal para el futuro del país. La tarea por cumplir es alcanzar para el año por venir un país que nos una a todos, respetando la diferencia.
Feliz navidad y un venturoso año nuevo para todos.
Arturo Molina
Arturo Molina es educador y político venezolano. Conduce el programa de radio Verdades y Visiones por Éxtasis 97,7 FM (Táchira Venezuela) Para más información del autor pincha en los siguientes enlaces:
www.jarturomolina.blogspot.com
Correo: jarturomolina@gmail.com
El Velero De Papel forma parte de la estructura multimedia creada por Alberto Betancor, para más información de Blogs, canales de YouTube y mi Web, de dejo los link a continuación.
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